sábado, 29 de agosto de 2015

Brújula

Las luces de bohemia de tu rostro iluminan mi camino,
seducen mi alma condenada y enjaulan mi dolor.
Mírame, soy otro distinto.
Acéptame con mis derrotas y victorias, con el corazón.

Vine a ti hambriento de sueños,
con el polvo del camino pegado en mis lágrimas.
Tú me limpiaste el rostro con la esperanza
y te convertiste en la musa de mi empeño.

Deja que el color lozano de tu piel
envuelva la mía en una noche sin estrellas,
sin luna, sin luces de neón y sin amargas pesadillas.
Permite que hoy sea nuestra luna de miel.

Acurrucados en una cueva alejados del mundo,
de las flaquezas del alma de los mentirosos comunes,
presos de la locura más deliciosa que es el amor...
Sucumbiré, marcaré junto a ti mi rumbo.

Seré barco velero en medio de una tormenta
de indecentes palabras, seductoras miradas
y ríos oscuros de deliciosa tinta de absenta.
Tú serás la sirena de mi mascarón colorida y lacada.

Amor mío, acéptame porque he estado perdido...
Y ahora veo la luz mientras nos convertimos en demonios,
bailando suavemente entre las sábanas de tu cama

que he decidido llamarla patria de mi alma.