domingo, 13 de noviembre de 2011

Luciérnagas ciegas




Las luciérnagas iluminaron sus pasos, entre los frondosos bosques de alquitrán y cemento, mientras sus lágrimas no dejaban que pudiera contemplar las sus pies. Estos, cansados y llenos de yagas seguían bailando pues su joven corazón deseaba destruir el mundo que ya se había vendido.

Sí, el mundo estaba vendido desde hacía tanto, pero tanto, que su comprador lo había olvidado también y quizás lo encontraba como ella bailando bajo la lluvia de luciérnagas. Los sueños son luciérnagas que iluminan sus pasos, pero ella los desprecia... por eso quedará ciega.

De sus espaldas salen hermosas alas creadas por madreselvas con flores de fantasía, tan provocadoras y únicas como ella misma. En sus cabellos permanece una corona, o más bien un lazo plateado que decora su frente de muñeca perfecta y sus hebras negras. Sus alas terminan siendo perfumadas por las luciérnagas y convertidas al fin en hermosas alas de cisne, espléndidas y blancas como el marfil de sus dientes. Si bien, sigue sin creer en los sueños o en ella misma.

Vestida con sedas de la china, teñidas de rojo pasión, provoca que sea una visión magnífica de la locura. Danza como si no importara nada, ni siquiera que no lleva zapatos. Belleza en si misma, encerrada en su frágil piel que en ocasiones parecen de cristal. Niña eterna de eternos caminares de mujer, serpiente de claveles que sonríe como una rosa cautiva entre zarzas.

¿Creerá algún día en los sueños? ¿Sabrá qué puede volar? ¿Es un ángel caído de los cielos para cautivarnos? ¿Moriremos en sus pasionales brazos? ¿Algún día conocerá el precio que otorgaron al mundo? ¡Quién sabe! Por esta noche ella sólo seguirá su danza girando y girando.

No hay comentarios: