Son las joyas de la vida, la ilusión y la belleza mezcladas en la perfección y lo sublime. Nada más hermoso que una mujer, ni más fragante y tampoco más delicado. No hay nada más fuerte y valeroso que el consejo de una madre, la caricia de esta revolviendo tu flequillo o simplemente la mirada ante el castigo. Los tacones de una mujer son la mejor música para su amante, despiertan lo sensual y agitan la imaginación de cualquier poeta.
Las mujeres, los seres más cautivadores y extraños que poseemos... sin duda algo que deberíamos cuidar, admirar y rendir tributo en cualquier día del año.
Yo me declaro mujeriego, pues a todas amo y admiro, pero entre todas ellas hay una que me ha hecho caer a sus pies, besar sus manos y admirarla como si fuera una Diosa. Las mujeres deben ser tratadas como algo más que princesas, hadas, ninfas o poemas. Las mujeres son el oxígeno de este mundo, la verdad y la mentira, la sonrisa y la tragedia, la mujer es el ser más perfecto y también el más imperfecto porque a veces no se valora, pierde las formas ante una acusación ingrata u olvida que es el ejemplo de muchas otras.
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