Es curioso que no esté llorando. Sólo sonrío y recuerdo el pasado con cierta amargura. Hasta hace unas horas pensé que podría decir por última vez “te amo princesa, buenas noches”, y sin embargo ahora tarareo una y otra vez “Broken Heart” mientras hago los solos de guitarra. Parece que los años no pasan en balde, uno supera los amores imposible y el daño sufrido.
Ya no te valió tu juego de “o haces esto o te dejo”. Buscabas la excusa perfecta para alejarme de todos, como aquel personaje que te entregué en la flor de la vida y lo hundiste en las garras de un despiadado que lo dejó solo. No, no me iba a quedar solo. No me siento solo ahora mismo. No estoy solo ni lo he estado nunca.
Si escribo esto es para liberarme. Porque quizás ayer no lo dije todo. Empecé a enfermar gracias a ciertos sucesos con tu amiga, terminé muy enfermo en Febrero y tú no cuidaste de mí como decías. Me llenaste la cabeza de palabras de lealtad y afecto que luego no fueron ciertas, pero no voy a contarlo aquí porque soy un caballero... fíjate, es un texto de desahogo y sigo siendo un caballero.
Tiempo atrás me dijiste que yo era único, que jamás encontrarías a nadie como yo. Es cierto, soy único. Por eso, porque soy único ayer me di a valer. Siempre me decías que debía hacerlo, lo hice frente a ti y aunque me quemó el pecho luego sentí unas almas abrirse en mi espalda. Y no, no estoy muerto. Se puede morir de muchas cosas, pero no de amor. El amor es mendigo y traicionero, aunque a veces dulce veneno que te embota los sentidos pero no mis creencias.
¿Y en qué creo? Creo en el valor de la amistad, creo en eso. Siempre te dije que tenía grandes guerreros esperando a que cayera para levantarme con sus esfuerzos. Y mírame, estoy con ellos reunido ahora mismo con una leve sonrisa mientras me miran aún preocupados.
Mi salud mermó, pero sigo siendo tan fuerte... soy Lestat, sigo tocando el piano y aunque escucharas la melodía no te diría lo que pienso. Creo que una mirada y un gesto es más que mil palabras. Yo te hablé siempre, hice gestos y te miré a pesar de la distancia. Te di todo, te di mi reino y tú procuraste amoldarlo a tu gusto... pero no, el palacio y el jardín lleno de laberintos es mío... sólo mío.
¿Qué puedo decir? Gracias por este tiempo, supongo que hubo instantes en los que fuimos felices. Sí, creo que fuimos muy felices e incluso quisimos tener hijos. Pero otros, otros fueron un caos y puro veneno. Para ser sinceros, últimamente todo era veneno. Aún así, me ilusionaba saber de ti y me sentía firmemente ligado a ti. Quería encontrarte en mis sueños y abrazarte, susurrarte que nada malo pasaría y que nos encontraríamos una vez al despertarnos. Si bien, ya llegó el tiempo de separarnos.
Espero que encuentres al hombre que adivine todos tus deseos, como yo hacía, y que consigas que te hagan reina de un palacio lleno de poesías y música, como yo lo hice. Que las rosas cubran tus manos en un ramillete y puedas olerlas mientras te ruborizas. Que el mundo siga girando y tú gires con él. Pero esta vez, ni muchas otras, no fueron mi culpa.
Mis guerreros me aman, pero no los controlo y ellos tienen plena capacidad de pensar. Yo, simplemente me encontraba herido por mi enfermedad con los ojos embarrados en lágrimas. Ellos únicamente decidieron tomar las armas y decirte que “¡Ya basta!” dando un golpe en la mesa. Te dijeron que me dañabas, que eras cruel conmigo al tratarme así y luego viniste a mí, ya completamente roto e inservible, para pedirme respuestas. Yo no debo pedir disculpas por ellos, ni ellos por lo que creyeron justo. Tú has defendido causas que creíste justas, yo también. Por ello lo justo para mí fue dejar que ellos me curaran y tú te fueras lejos de mi reino.
Y te mentí... jamás te creí cuando me decías conocer bien mis sentimientos, el cuanto te amaba y cuánto estaba dispuesto a dar por ti. Te hubiera dado todo, incluso mi alma, pero no la de ellos porque no me pertenecen. Mis guerreros son mis amigos, mis hermanos... no mis lacayos.
No creo arrepentirme, pero si lo hago miraré a todos ellos como hoy y sonreiré satisfecho por mi decisión.
Te sigo amando, pero ya no... ya no más. Ya no quiero sufrir más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario