Juego en tus sueños, navego en ellos.
Me dejo guiar por el deseo y la satisfacción que provoca excitarte incluso en terrenos de Morpheo.
Aparezco de la nada, sonrío de forma cortés y te invito a un vals que termina siendo un tango.
El cortejo ha empezado, así que enciéndase las luces y dejen que mi rostro se cubra con una máscara. No me oculto, sólo le doy mayor misterio a lo que tú y yo ya sabemos.
Deja que me pegue a tu cuerpo, que mis brazos rodeen tu cintura y mis labios rocen los tuyos. Deja que me divierta con el cortejo y después te entregue una rosa.
Porque en los sueños navego, puedo crearlos y destruirlos... pero a ti mujer te ofrezco el paraíso.
Juego con tu sonrisa, borrando así las lágrimas crueles que derramaste por otros.
Me dejo guiar por el aroma de tus cabellos, los cuales atrapo entre mis dedos sintiéndolos tan suaves como las propias nubes.
Aparezco frente a ti, sonrío de forma agradable y susurro versos que jamás había compuesto para otra.
Deja que me pegue a ti, deja que susurre en tus oídos... yo concederé tus deseos como si fuera un genio en este limbo.
¿Quieres quitarme la máscara? Aunque tú y yo ya nos conocemos...
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