Así viniste

Naciste del vuelo de una mariposa
y del aroma de las azules amapolas.
Viniste para seducir al mundo y morir,
como todas las hadas infelices.
Eras la bailarina de mi caja musical.
Esa que se negaba a bailar
sin tutú de plumas de pavo real.
Naciste de mis últimos sueños de poeta enfermo.
Soy un degenerado que vive en paraísos,
esos que nunca pisarás y siempre gozas.
La fantasía de un ángel y el dolor de un demonio,
esa era la mezcla explosiva de tus labios.
Sonreías con la mirada y llorabas con palabras.
Vergel de poemas muertos que renacen
en esos atardeceres lilas donde surge el sol.
Este país de fantasía es tuyo, todo tuyo.
Eres la reina del jardín de ninfas silvestres,
de pájaros translúcidos como las gotas de rocío
y de nubes verdes como la moribunda esperanza.
Naciste al morir una mariposa y un hada.
Surgiste de mis letras, yo te hice...
te hice para amarte como nadie lo hará.

Y el poeta crea mujeres imposibles de dulce voz y amargos recuerdos,
todo mientras bebe la absenta que generan la carcoma de los mil adiós.
Poemas para la muerte y la vida, para el amor no correspondido y el mañana deslucido con te quieros insostenibles.