En aquellos mundos lejanos,
donde todo es lo que no se aparenta,
surgió de un huevo de dragón un príncipe...
al que convirtieron en princesa.
Sus alas eran más negras que las del cuervo,
sus ojos eran de dragón de hielo,
y su sonrisas parecían las de un gato fiero.
Tocado con la varita de lo que no es,
viviendo con escamas por toda su piel,
creció sollozando aferrado a una rosa
que en realidad era amapola o clavel.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
En aquellos mundos lejanos,
donde nada es lo que parece,
surgió de las brumas un guisante...
que al plantarlo fue un enorme gigante.
Sus manos eran enormes y ásperas,
tenía miedo a Don Quijote y a las hadas,
era dulce, callado, culto y sensible,
pero se puso máscara de irascible.
Tocado con la varita de lo que es,
intentó ser noble caballero con valeroso corcel.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
Fue a las tierras lejanas, tierras del príncipe de hielo...
quería contemplar por si mismo sus ojos fieros.
Se conocieron como contrincantes,
pero del odio al amor hay pocos brincos...
tiraron dados y salió el número cinco.
En la casilla del amor sucumbieron al deseo,
y la pasión creó este romancero.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
Brujas y hechiceras se reunieron entorno a un caldero,
bebieron té de menta y pastas del amor etéreo.
Surgió la idea de usar la varita,
la movieron con gusto y nació una niña.
Bailarina de alas de fuego, en forma de cisne,
princesa diminuta para enormes príncipes.
En el agua es pájaro hermoso, baila un val sin equívocos.
En la tierra es una pequeña de no más de un palmo,
brinca, salta y muestra sus alas doradas...
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
donde todo es lo que no se aparenta,
surgió de un huevo de dragón un príncipe...
al que convirtieron en princesa.
Sus alas eran más negras que las del cuervo,
sus ojos eran de dragón de hielo,
y su sonrisas parecían las de un gato fiero.
Tocado con la varita de lo que no es,
viviendo con escamas por toda su piel,
creció sollozando aferrado a una rosa
que en realidad era amapola o clavel.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
En aquellos mundos lejanos,
donde nada es lo que parece,
surgió de las brumas un guisante...
que al plantarlo fue un enorme gigante.
Sus manos eran enormes y ásperas,
tenía miedo a Don Quijote y a las hadas,
era dulce, callado, culto y sensible,
pero se puso máscara de irascible.
Tocado con la varita de lo que es,
intentó ser noble caballero con valeroso corcel.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
Fue a las tierras lejanas, tierras del príncipe de hielo...
quería contemplar por si mismo sus ojos fieros.
Se conocieron como contrincantes,
pero del odio al amor hay pocos brincos...
tiraron dados y salió el número cinco.
En la casilla del amor sucumbieron al deseo,
y la pasión creó este romancero.
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
Brujas y hechiceras se reunieron entorno a un caldero,
bebieron té de menta y pastas del amor etéreo.
Surgió la idea de usar la varita,
la movieron con gusto y nació una niña.
Bailarina de alas de fuego, en forma de cisne,
princesa diminuta para enormes príncipes.
En el agua es pájaro hermoso, baila un val sin equívocos.
En la tierra es una pequeña de no más de un palmo,
brinca, salta y muestra sus alas doradas...
De la flor surgió un poema,
del poema una canción,
de la canción una amapola...
y en la amapola vivimos aferrados a la fantasía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario