Seriedades que redoblan carcajadas.
Ilusiones ópticas que no se ven, pero se sienten.
Geranios que son rosas, pero siguen deseando ser geranios.
Últimas poesías que mueren antes de llegar la primavera, esperanzas que deben ser resucitadas.
Elegantes hadas que aplauden creando magia luminaria, como luciérnagas que escriben novelas sobre corazones solitarios.
Sueños que no tienen cura, cura que tienen como base sueños.
Orugas que trepan a telas de araña para tomar el té con la imaginación.
Ñoños sentimentales que han dejado de amar y ahora se tiran cuchillos de fuego.
Arañazos de fieras salvajes que buscan tesoros en paraísos jamás imaginados.
Naves que cruzan las brumas más intensas de un Londres perdido en el tiempo.
Dedos que no dejan de pulsar la nota Do mientras sonríen.
Ornamenta de flores para un nuevo eclipse.
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