sábado, 22 de octubre de 2011

Moraleja

Hoy recibí noticias tuyas, no fueron las mejores. Era un sobre donde llegaba la última carta que me enviaste. Estaba plagada de frases que ya no comprendo, ni quiero leer. Me decías que me amabas, sin embargo no supiste apreciarme. Antes habría sonreído, pensaría que mis cartas de amor habrían servido para que tú las comprendieras y me respondieras al fin. Ahora simplemente me río, porque nunca me comprendiste ni correspondiste. Fuiste tan estúpida creyéndote que seguiría aquí para ti, para siempre. Nada es para siempre y menos si la desprecias.

El amor es algo que no se puede contener si no se cuida, que se evapora en el aire y queda hecho trizas... como esos sueños de amor, como esas pesadillas que son ahora. No pienso en ti como alguien que me dio mucho, sino alguien que careció de todas esas cosas que decía ofrecerme. No me diste nada, ni siquiera algo material. El amor no se mide por los regalos, pero ni me regalaste caricias. Fuiste frívola y creíste que yo sería un canalla rendido a tus pies... a los de tu belleza. Tú no eres tan hermosa, sobretodo cuando se mira bien dentro de tu alma y la ves podrida.

Hermosas son las damas de fantasía, esas que te miran con ojos de lechuza y sonrisa felina. Hermosas bailarinas de fuego salvaje que hacen rojo el amanecer más intenso, ese que podría ser violáceo o azul. Hermosas musas que no piden nada, tan sólo se sientan a tu lado y sonríen con ese misterio dulce del silencio. Ellas son las hermosas, las cautivadoras, las salvajes, las pasiones más humanas convertidas en muñecas con la mente llena de libros de poemas y relatos místicos. Ellas son magia, tú eres el olvido.

Moraleja: No te creas diosa de un jardín que jamás fue tuyo.

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