domingo, 20 de noviembre de 2011

Bodas de Sangre

Vestida con caras gasas, tules y rosas,
en dolorosa peregrinación a su altar,
la esperanza va perdiendo color
y termina negándose a amar.

Vestida de luto radiante e impoluto
con una sonrisa trágica en la porcelana,
que son sus mejillas níveas delicadas,
la novia rompe a llorar por su alma que no sana.

Hada vestida de princesa y diamantes,
mentiras embriagadas con champaña
y vino rojo pasión afrutado, como su sangre.
Lágrima que esboza sus labios azules.

No hay esperanza, no hay vida
y sus últimos segundos son trágicos,
cargados de ilusiones y vanas mentiras.
El hada se arranca las alas y llora al fin.

En el altar la codicia sonríe como nunca,
se siente dichoso al desposarla desgraciada.
Ella cae rendida a sus pies, sin aliento alguno,
y ese mismo día entierran la luz de aquel hada.

Pequeña, vuela lejos y que no te atrape.
Cuídate de su red de engaños,
no seas mosca, sino luciérnaga salvaje.
Lejos, muy lejos, serás al fin feliz.

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