Jamás creo a las personas que dicen que no saben soñar, o que no pueden. Todos soñamos, despiertos o ayudados por la almohada, que luego no los recordemos o no queremos recordar es otra. Pero todos somos soñadores, luces que divagan en oscuros mares de trance por muy insomnes que seamos. Los sueños son la chispa que nos hacen emprender caminos que creíamos imposibles, o correr hacia los brazos cálidos de nuestros ángeles.
Si un soñador no hubiera imaginado volar como un pájaro, si nadie hubiera deseado alzar sus brazos e imaginarse rozando las nubes, jamás hubiéramos construido cometas y tampoco podido montar en avión. Si un niño no hubiera deseado ser escritor, con todas sus fuerzas, nunca hubiera compuesto ni una sola frase. Los poetas e inventores somos soñadores, pero no los únicos. Los grandes pintores pueden soñar con maravillosos paisajes que terminan plasmando en acuarelas, miles de difuminadas rayuelas de crayón o carboncillo. Todo lo tangible de este mundo una vez fueron sueños que se escaparon de nuestros mundos, cayeron en la almohada y los recogimos como bellas asilvestradas amapolas.
Abre tus brazos, como si fueran alas, alza tu rostro, como si jamás hubieras llorado, y sonríe como si fuera la última vez. Intenta imaginar lo que más deseas, lucha por aquello que tanto te apasiona y te hace feliz sólo con dibujarlo en tu mente. Ilusiónate aunque sepas que puedes caer, tal vez la caída es fuerte pero todos tenemos derecho a levantarnos y seguir intentándolo. Busca más allá de las esponjosas nubes, más allá del cielo de apariencia azul y toca el sol o la luna con la yema de tus dedos... porque esa luz, la luz que ilumina tu vida como una luciérnaga de gran resplandor, es lo que tanto deseabas.
Si no sueñas no logras nada, sólo te quedas envidiando lo conseguido por otros.
Si un soñador no hubiera imaginado volar como un pájaro, si nadie hubiera deseado alzar sus brazos e imaginarse rozando las nubes, jamás hubiéramos construido cometas y tampoco podido montar en avión. Si un niño no hubiera deseado ser escritor, con todas sus fuerzas, nunca hubiera compuesto ni una sola frase. Los poetas e inventores somos soñadores, pero no los únicos. Los grandes pintores pueden soñar con maravillosos paisajes que terminan plasmando en acuarelas, miles de difuminadas rayuelas de crayón o carboncillo. Todo lo tangible de este mundo una vez fueron sueños que se escaparon de nuestros mundos, cayeron en la almohada y los recogimos como bellas asilvestradas amapolas.
Abre tus brazos, como si fueran alas, alza tu rostro, como si jamás hubieras llorado, y sonríe como si fuera la última vez. Intenta imaginar lo que más deseas, lucha por aquello que tanto te apasiona y te hace feliz sólo con dibujarlo en tu mente. Ilusiónate aunque sepas que puedes caer, tal vez la caída es fuerte pero todos tenemos derecho a levantarnos y seguir intentándolo. Busca más allá de las esponjosas nubes, más allá del cielo de apariencia azul y toca el sol o la luna con la yema de tus dedos... porque esa luz, la luz que ilumina tu vida como una luciérnaga de gran resplandor, es lo que tanto deseabas.
Si no sueñas no logras nada, sólo te quedas envidiando lo conseguido por otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario