Hazme reír igual que si llorara,
con la misma fuerza y la misma magia.
Hazme sufrir en sueños de hadas,
donde los nenúfares son nuestra cama.
Lechos de flores de sakura y espinas de rosas,
salvajes palabras en verso que es prosa.
Viviremos atados a la fantasía,
marchitada y dormida en nuestras alcobas.
Bajo la almohada guardamos la respiración
del último hálito de un sueño moribundo.
Viviremos atados a la decadencia,
germinada por ser regada con frecuencia.
Tus ojos son la regadera perfecta,
aspersores eficaces de lágrimas
que hacen crecer mala hierba.
Hazme reír igual que si sufriera,
con la misma amargura y la misma miseria.
Hazme sufrir en mundos que no existen,
cuentos para niños de Andersen.
Tápame con la melodía de un violín,
que es fe de un sordo que puede oír.
Rásgate el vestido, yo lo haré con mi muñeca.
Te crearé para mí, serás mi dulce doncella.
Bailaremos un vals con los ojos cerrados,
pero podremos leer en nuestra mirada
lo que no quieren decir nuestros muertos labios.
Rásgate el vestido, así sentirás el frío
cuando mis colmillos invadan tu cuello fino.
Ojos negros y rasgados, negras perlas en tu cuello.
Ojos de café en forma de almendras que te asechan.
Demonio vestido con gasas de ángel,
hada con alas de mariposa reina...
baile de sombras chinescas.
Y volverás a la vida aferrada a mí, en este mi ataúd que será el tuyo.
con la misma fuerza y la misma magia.
Hazme sufrir en sueños de hadas,
donde los nenúfares son nuestra cama.
Lechos de flores de sakura y espinas de rosas,
salvajes palabras en verso que es prosa.
Viviremos atados a la fantasía,
marchitada y dormida en nuestras alcobas.
Bajo la almohada guardamos la respiración
del último hálito de un sueño moribundo.
Viviremos atados a la decadencia,
germinada por ser regada con frecuencia.
Tus ojos son la regadera perfecta,
aspersores eficaces de lágrimas
que hacen crecer mala hierba.
Hazme reír igual que si sufriera,
con la misma amargura y la misma miseria.
Hazme sufrir en mundos que no existen,
cuentos para niños de Andersen.
Tápame con la melodía de un violín,
que es fe de un sordo que puede oír.
Rásgate el vestido, yo lo haré con mi muñeca.
Te crearé para mí, serás mi dulce doncella.
Bailaremos un vals con los ojos cerrados,
pero podremos leer en nuestra mirada
lo que no quieren decir nuestros muertos labios.
Rásgate el vestido, así sentirás el frío
cuando mis colmillos invadan tu cuello fino.
Ojos negros y rasgados, negras perlas en tu cuello.
Ojos de café en forma de almendras que te asechan.
Demonio vestido con gasas de ángel,
hada con alas de mariposa reina...
baile de sombras chinescas.
Y volverás a la vida aferrada a mí, en este mi ataúd que será el tuyo.
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