viernes, 13 de enero de 2012

Blood

La sangre se derramaba gota a gota sobre la alfombra, la copa había caído derramando su contenido mientras él la contemplaba ansioso. Tenía sed, su garganta pedía caer frente al charco y lamer la sangre como si fuera la mascota de aquel demente. Su creador lo contemplaba ansioso, con una sonrisa burlona tatuada en sus ojos, mientras sus dedos blancos y mortecinos bailoteaban sobre la madera.

-El amor que te profeso es tan grande, tan grande como el de Dios, pero mucho más retorcido. Si quieres sangre búscala, sal ahí fuera y caza. Sacia tu apetito, acepta quien eres y por el amor de dios… ¡olvida tu humanidad!

Sin embargo, cayó a sus pies lamiendo el suelo y odiándose por no poder ser tan fuerte como al que ahora llamaba padre, amante, compañero y enemigo.

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