viernes, 6 de enero de 2012

Dentro de mi laberinto.

¿Recuerdas como llorabas? ¿Eres capaz de abandonarte en la playa del olvido? ¿Has olvidado todas tus lágrimas? ¿En qué pasadizo del laberinto has caído? ¿Podrás salir de ahí algún día? ¿Dejarás que te tome de la mano y te lleve al baile? Por favor, responde porque no tengo todo el día.

El baile ya comienza, las campanas se darán a las doce y yo necesito pareja para el vals de bienvenida. ¿Podrás arrojarte a mis brazos sin miedo alguno? Mírame, soy real y estoy frente a ti abriendo mis brazos deseando sentir tu cuerpo contra el mío. El calor de tus caricias, el aroma de tu cuello y la sensualidad de tu mirada son únicas. Necesito conquistarte sin palabras, sólo con un baile.

Cada hebra de tu cabello está dibujada con carboncillo, tus ropas con acuarelas y sé que tus mejillas son de crayón color manzana. El vestido que llevas no es de novia, ni de princesa, sino de hada. La cinta de tu cabello es la bandera de la paz desgastada. Tus labios es el fruto del silencio y los sueños incontenibles.

Alza tus brazos cual bailarina, gira por las callejuelas y termina en mis brazos. Vamos, no llevas zapatos de cristal porque no te hace falta. Ponte tu máscara de gato y entra a la sala a conocer a los súbditos de mi reino. Este es mi lugar, este será el tuyo, y como enjaulados entre barrotes de oro seremos felices olvidando que la libertad es una quimera cruel.


¡Vamos! La música ya suena.

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