Esa sensación extraña cuando sabes que no quieres que termine lo que estás viviendo, prolongando el instante con pequeños movimientos y contemplando todo con cierta ansiedad. El cosquilleo que puedes llegar a percibir en las manos unidas a las tuyas, los ojos llenos de sosiego y nerviosismo que te hacen explotar de forma muda, la sonrisa que te enternece y te provoca un calor que te recorre de pies a cabeza, el hormigueo que recorre toda tu columna vertebral y finalmente esas palabras que parecen estúpidas una vez dichas. 
Eso es amor, o eso dicen. Tal vez no lo es, quizás es sólo atracción. Pero es el principio de algo que te llena de temores y te hace plantearte mil cosas. Sin duda, yo lo estoy viviendo y no quiero que estos fuegos artificiales acaben. No sé si es un error, pero si lo es no me importará equivocarme una y otra vez sobre tus labios. 
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