jueves, 31 de mayo de 2012

El ángel


Suspiros de genios encadenados a las arenas del tiempo,
la daga de la mentira se clavo en su corazón y esta envenenó sus recuerdos.
Suspiros para el violinista que se mece de forma decadente,
mientras no muy lejos un poeta muere enfermo de soledad.



El volcán de las mentiras precipitó su lava arrasando los campos de esperanza,
las alas cayeron de sus espaldas y la sangre bañó su blanca piel.
Alzó los brazos y notó que estos estaban calcinados, como su alma.
Había vuelto el amanecer, pero las lágrimas no le dejaban presenciarlo.

El ángel cayó a los infiernos sin esperanza alguna,
las estrellas caían impactando sobre el mar del desasosiego
y los deseos que no se formularon terminaron siendo demasiado egoístas.
Ese ángel era yo, desplomado sin sentimientos.


Suspiros de sueños que un día fueron las columnas de Heracles,
pero hoy no son más que viejos murmullos escritos en el viento.
Suspiros condenados a desaparecer en los labios muertos de un amante,
aunque su corazón siga latiendo, ya yace con los tiburones del frío Atlántico.


Búscame donde quiera que esté, rescátame.
Por una vez no quiero ser el héroe, ya me cansé.
Mi espada está enterrada en la playa del olvido
y el recuerdo peina mis negros cabellos con lamentos de dolor.

Soy el ángel de la misericordia, soy el espía que te amó.
El deseo de la esperanza lo lego al que desee ese tesoro,
ya perdí las fuerzas y las ganas de recuperarlas.
Lo único que pido es que mis poemas los sigas leyendo con ternura cruel.


Suspiros para mi ataúd y para las flores que jamás aceptaste.  

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