viernes, 11 de enero de 2013

Aprende


Te amo sin juicio ni razón.
Te deseo sin más, sin motivo aparente.
Te amo con desquiciada lujuria,
la que rasga con desasosiego tus ropas.

Eres el ave que desea escapar de mis dedos,
los cuales son zarzas de caricias ardientes.
Me he convertido en un verdugo cruel
de labios poco misericordiosos y sonrisa gentil.

Mírame, me has convertido en un patán
lleno de pasión por desatar en nuestro lecho.
Aún así, me miras como si fuera un estúpido
y escupes tus queridas frases llenas de celos.

¿Y qué si no soy lo que esperabas?
¿A caso yo te ofrecí pago cierto?
Te dije que te amaba y te deseaba,
que te amé desde que te vi.

Sin embargo, tan sólo quemas tu ira
y la haces explotar en mi cara sin importarte nada.
Hoy colmaste mi paciencia rebosando el cántaro.
Te haré mi presa a la fuerza y no podrás huir.

La pasión de mi lecho será fuego,
el mismo que conjuras para abrasar mi piel,
y mis labios serán el agua que no te de.
Hoy no habrá besos, sólo mi cuerpo contra el tuyo.

Lucharemos ambos, beberemos de la locura.
Tú y yo, mano a mano, sin más armas.
Te aplastaré contra el colchón desnudándote
y entraré en ti como daga recién salida de la foja.

Aprende a no buscar mi celos ni los tuyos,
a no hallarlos en los rincones del pasado
o en los gemidos del hoy.
Aprende o me iré, esta vez para no volver.  

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