¿Puedes escucharlo? ¿Puedes hacerlo?
¡Es el fuego abrasador que acaricia tu
rostro!
El lamento de este maldito profeta
caerá sobre ti arrancando tu vida con
su arco sin flechas.
¡Abriré mi pecho! ¡Y miras dentro!
No pidas súplicas a mi corazón
pues carezco de él desde hace siglos.
¡Los dorados cabellos de sol lo
aniquilaron!
Soy la marioneta rota de un teatro
y tú serás mi nuevo juguete.
Llenaré de tormento tus noches
y haré imposible tu miserable vida.
¡Te has condenado vil mente sucio
patán!
Hoy me has invocado entre las brumas,
en las cuales caminaba con lágrimas de
sangre
y los pies descalzos tan quemados como
siempre.
El fuego no me hace daño, ya sólo soy
cenizas,
pero tú sentirás las llamas
purificando tu alma.
Ven aquí y deja que te degüelle
lacerando tu garganta.
¡Oh! ¡El teatro se quedó sin
máscaras!
Mis pasos resonaran en tu cráneo
y llorarás cayendo de rodillas
implorando perdón.
Pero el daño ya está hecho, la
afrenta está en el aire.
¡Morirás envenenado por las mentiras
y el pecado!
¡Crujirá tu cráneo! ¡Moleré tus
huesos! ¡Tu piel será cenizas! ¡Llorarás! ¡Gritarás! ¡Girarás
conmigo el aire! ¡Sufrirás!
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