martes, 9 de abril de 2013

Tu muñeca


Muñeca, eso es lo que es.
Polvo en tus recuerdos,
sonrisa fría en tus sueños
y el sudor que recorre tu espalda.

Hiciste que el tiempo se detuviera,
te arrodillaste frente a su cama
y oraste tus plegarias a la sangre
mientras ella moría irremediablemente.

Muñeca, para siempre lo será.
Una niña encadenada a la tortura,
miseria y juegos de mujer
frente a un espejo que no cambia.

Te creíste ángel salvador de sus labios,
pequeños y gruesos de dientes perfectos.
Tan pequeña, tan hermosa y tan sola.
Eres el pecador que arrojó su alma a la locura.

Muñeca, para eso la creaste.
Tu dulce niña para siempre,
una fantasía de un hombre iluso
que cree en los cuentos de hada.

Robaste su inocencia con mentiras
y la vestiste con sedas de modas parisinas
mientras reías abrazando a tu amante.
Condenasteis a una niña a llorar en la noche.

¡Culpable! ¡Culpable! ¡Culpable!

A. González
Para El Jardín Salvaje

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