Tú, enigma de implacables silencios
quebrados con tu fiera mirada.
Eres tú la mujer cautiva,
el ángel que voló sin alas.
Hermosa criatura de piel de crisálida,
mujer hecha con hojas de parra
y perfume de pensamientos de poeta.
Tú, la mujer que amo.
Tú, la esposa imperfecta
que se convierte en la única.
Porque con tus imperfecciones
conmueves al mundo de mi corazón.
Carismática mariposa emplumada con
satén,
delicados labios de carmín y pedrería
lapislázuli
de ojos de león en plena sabana de
asfalto...
Tú, la mujer que amo.
Y yo grito Musa
porque las musas no abandonan
y permanecen en poemas
de locos bohemios en atardeceres
grises.
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