Nada podrá igualarte, 
ni siquiera una rosa perfumada 
un campo de amapolas 
o una noche de luna llena. 
No llores gotas de rocío, 
pues estremecerán tus junglas negras
las mismas con las que me miras. 
Tú eres el ángel que vino a mi vida. 
Nada podrá alcanzarte, 
ni una mariposa colorida,
ni el movimiento de un colibrí 
o un pestañeo fugaz. 
Evita que otros te hieran, 
porque tu corazón yo guardo 
y aunque parezca león cobarde 
puedo alcanzarte unas zapatillas rojas.
Besaré tus pies y tus manos, 
acariciaré tus cabellos 
y te ofreceré una carta 
donde yazcan mil poemas a tu alma. 
Bajaré la luna si hace falta, 
con sus estrellas y su manto negro. 
Traeré agua fresca con sabor a miel 
de las perdidas selvas del Amazonas. 
Todo por ti, por tu amor...
la única heredera y diosa. 
Todo por ti, por tus labios... 
porque te amo.  
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