martes, 5 de noviembre de 2013

Funeral infinito

La vida ya no tiene sabor ni aroma
no si es con el placer de la sangre.
Cortas con tus propios cuchillos
y sacas la arteria para saciar tu hambre.

Danza macabra de los sentidos
que se complacen con la muerte.
Vienes al mundo sin querer nacer
y te obligan a ser mudo testigo.

Pero cuando la muerte aflora
y camina lejos del campo santo
comienzas a rezar por el alma
a la cual ya le llegó la hora.

Y el cuerpo perece retorcido
y los ojos se hunden apagándose
para guardar el reflejo los huesos
de la mano que te tendió cerrándose.

¿Y si la inmortalidad fuera fácil?
¿Pagarías su precio con los recuerdos?
Ver morir y nacer a tus amigos y enemigos
mientras no se consume ni pudre tu cuerpo.

Es ahí donde la magia radica su hechizo
y hace al hombre desear ser poeta,
pero es la poesía quien elige al designado

igual que el vampiro aguarda su legado.

Ángel González Gálvez

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