sábado, 16 de agosto de 2008

Bad Comedy

Seguimos con las comedias baratas y absurdas. La falsedad es uno de los males de esta sociedad. Sí, esa dama que se viste de buenas intenciones a veces y de mentiras urdidas desde las sombras. La falsedad es injusta y pecaminosa, a veces no nos damos cuenta de ella pero el culpable siempre tiene manchada las manos. A veces tu mejor amigo es tu mayor enemigo. La línea de la amistad es demasiado fina y con nada se rompe, sobretodo si es una amistad por interes o para contar penas y no escuchar al resto. Sí, tu vida puede ser patética, sí, tu vida puede ser cruel, sí, pero eres una insignificante hormiga que repta como culebra en medio de un río de seres desafortunados. Tú no eres el único, no, hay cientos peores que tú. Pero claro, el egoismo te ciega y ves tus problemas con una lupa de aumento. Olvidas por completo que hay seres desdichados, que quizás estan hundiendose en la más oscura e indeseable miseria y tú te sientes mal porque no has podido alcanzar una meta que quizás es encontrar pareja. ¿Encontrar pareja es peor que no tener para comer? ¿Es peor que una enfermedad o mutilación desde la infancia? No lo sé, pero a veces lloramos lágrimas de cocodrilos falsas por tragedias que no nos importan, mientras podamos contar la nuestra y que nos den un sutil toquecito de hombro.
Esta comedia barata la llamaré "Tragicomedia del que nunca intentó y llora por tener".
Tenemos un arma de doble filo, se llama intelecto, y es la peor de las armas. Si alguien falsamente ofrece tu mano, la tiende y la agarras puedes que al día siguiente estés muerto o que tus trapos sucios queden aireados por todo el mundo. Ya sabemos lo rápida que es la tecnología, lo fácil que es colocar una foto en internet y que cientos de personas humillen a esa persona. Sí, lo sabemos. Y seguramente desde el cómodo sillón de sus casas con su magnífico portatil, o desde el ordenador de sobremesa o quizás leído por un amigo mientras andas tumbado en la cama, estás asintiendo. Soy el Gurú del siglo de las Luces que viene a iluminar el camino de este mundo macrotecnológico. Y es que la realidad supera a la ficción.
¿Cuántas veces hemos confiado en alguien? Millones, aunque sean Judas andantes seguimos tendiendo nuestro hombro para que lloren y llorar nosotros en el suyo. Una actitud egoista que se paga caro. Le contamos las peripecias, la felicidad, momentos bochornosos y todo lujo de detalles de nuestra intimidad a completos desconocidos, extraños que entran en nuestras vidas un día y pueden irse otro con una información demasiado valiosa. No importa de qué lo conozcas, cuantos años llevéis de amistad o los momentos absurdos y divertidos que hayáis tenido. Uno jamás, nunca, conoce a otra persona en la vida, siempre nos sorprenden. Porque el ser humano es así, sorprendente y usualmente para nada bueno. El hombre tiene muchas virtudes y demasiados defectos que opacan la belleza de su ser.
Ahora mismo debo de parecer el párroco de una iglesia y en vuestras cabeza retumbará el "Purificáos con el fuego eterno, Sacrificáos. Id a la casa de Dios y pedir disculpas de corazón. ¡Arrodilláos! ¡Arrepentíos! Él aceptará vuestras ofensas...¡Alavado sea el señor!". Pero no, soy alguien que puede decirse que hablo de parte del demonio. Sí, como si me susurrara cada palabra deletreada en este espacio de internet. Soy malo y bueno, porque el mal y el bien son verdades intangibles y que cada cual interpreta con su moralidad. ¿Quién soy yo para decir qué es bueno o qué es malo? Nadie, sin embargo estáis de acuerdo que estas actitudes abundan y que son detestables.
La falsedad va más allá de "Te queda genial esa ropa" o "Realmente me pareces hermoso, no sé porqué no tienes novia". No, va más allá de un intento de subir el ánimo a un amigo o consolar a una persona con falsas esperanzas. La falsedad está intrínseca en uno de los círculos del infierno de la sociedad. Este monstruo de mil cabeza es cuando alguien habla de otro a sus espaldas, comenta secretos que deben ser silenciados por sus labios, expone momentos íntimos de "amigos" para que otros "amigos" se rían, insultan sin motivo alguno a compañeros mientras sonríen ante ellos entregándoles una losa de seguridad, una que caerá sobre sus cabezas aplastándolos. Sí señores, sí. La falsedad son todos esos actos cotidianos que cometemos cada uno de nosotros. Hablar mal de otra persona a hurtadillas aunque no sea alguien íntimo es falsedad y es lo más odioso que puede existir. Y como dije en el tratado anterior, en el psicoanálisis que os inyecté en vuestras retinas, lo hacen para llenar un hueco enorme en sus vidas.
Lo peor de toda esta "falsa" o "careta" cordial de amigos y conocidos es cuando ellos están mal. Tú los debes de consolar, animar, hacer reír y olvidar sus "malos" momentos aunque tú estés rabiando. Recuerdo instantes de mi vida, no muy lejanos, cuando me han ido mal los estudios o he pasado momentos de crisis con antiguas parejas y estos se han dedicado a quejarse de que han perdido el trabajo o que se llevan mal con su familia. Tengo problemas de salud, problemas de dinero, problemas en los estudios al ser bastante arduos, problemas con compañeros de clase...etc. Pero no me suelen ver quejarme, ni decir que estoy hundido, debo de confiar en las personas y sentir que me van a escuchar como yo los escucho a ellos. Bien, a veces uno se confunde y ayuda a quienes no deben ser ayudados, sino llevados al purgatorio y que el fuego eterno lave su alma (como dice el dogma de fe cristiana).
Los casos son los siguientes:
El que miente sobre su vida para dar pena y escucha simplemente por morbo.
El que miente sobre su vida para no dar pena y escucha al resto por respeto, pero sin sentimiento.
El que miente sobre su vida para que nadie pregunte sobre temas escabrosos, oculta detalles quizás pero no por completo esta, y escucha al resto para aconsejarlos, porque le divierte o le hace sentir mejor.
El que dice la verdad sobre su vida para dar pena y escucha simplemente para comparar sus dolores.
El que dice la verdad sobre su vida para vanagloriarse y escucha las penas de otros para sentirse superior.
El que dice la verdad como desahogo y escucha a otros simplemente para poder tomar ejemplo.
El que dice la verdad como ayuda a alguien que pasa por su misma situación y quien escucha por amistad.
El que dice la verdad a secas, porque no puede remediarlo, y quien escucha para burlarse de todo lo que cuenta.
Los he puesto juntos porque la experiencia me ha hecho ver que estos polos opuestos se atraen.
Entonces en esta sociedad sin principios o valores ¿podemos creer en alguien? ¿debemos confiar en el criterio del resto de los seres? La respuesta es afirmativa pero debemos de ser cautos, no sabemos el disfraz que pueden portar o el daño que quieren generar.
Bad Comedy II
Lestat

1 comentario:

*w*Ayanisa*w* dijo...

la verdad es esa, has expuesto muchos puntos que pienso y por los que me catalogan de "desconfiada" o "creida", pero es que no me va andar contandole a todo mundo mis cosas, por que luego uno no sabe con quien habla en realidad y pasan los malentendidos, aunque en efecto lo mas doloroso es cuando el lio es con alguien en quien uno confia y que supone es amigo de uno, total, asi es la vida, a veces hay que arriesgarse en confiar en las personas para conseguir un diamante, aunque en la busqueda de consiga uno con unas personas que no se de que hueco salen