Escrito con mi olivetti:
Día gris marengo donde descanso tendido en una nube roja, roja como la sangre de los inocentes que yacieron en el borde de mi lanza. Hoy es domingo y no hay más que pereza y muerte. Tal vez extienda mis alas para poder regresar a los infiernos. Lamento haber partido, creo que aún necesitan creer en el mar, en el mar del mal latiente. Un mar que fluye en amaneceres prohibidos llamados venas. Sí, el cuerpo humano es un amancer prohibido y también inútil.
Escrito del absurdo entre el sabor canela de un arroz con leche casero... y el dolor amargo de un día más sin nada mejor que hacer... que desempolvar mi Olivetti y hacerla hablar. Nada más.
Ella sigue funcionando, sigue inspirándome en textos absurdos que guardo con cariño. Si bien, en un mundo tan informatizado y tecnológico... parece que no hay hueco para una dama roja de teclas negras.
Algún día seremos una olivetti. Nos aparcaran en un asilo y diremos cosas absurdas, absurdas pero hermosas y válidas. Entonces tal vez recordemos a nuestras viejas máquinas de escribir... que aún guardamos en los armarios apolillados de nuestra mente e imaginación.
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