Escribo estas palabras para que lleguen a tu corazón. Abro el mío, muestro mi alma, y la expongo en estas líneas. La tinta será mi voz, permite que tus ojos pueda descifrar las palabras que se adhieren al papel. Soy hombre de pocas palabras y de mil acciones en la sombra, ya conoces mi problema de comunicación y de orgullo exacerbado.
¿Cómo confesar algo tan hermoso? ¿Cómo hacerlo meramente con una acción tan simple como un te amo? Mis sentimientos vuelan esparcidos por la habitación, suben y rozan el techo hasta caer en un diluvio de ideas que colapsan mi cerebro.
Soy el príncipe de mi soledad, de mi cambo de rosas que florecen incluso en invierno. Soy el rey de un reino olvidado. Soy los susurros de amor en tu cuello. El rey de las tinieblas que te aprisiona contra su frío y duro pecho. Soy el envoltorio de un ser inmortal. Mi amor inmortal te lo entrego esta noche en una nota simple.
¿Cómo confesarme sin orar antes por este atrevimiento? Un rosario de cuentas negras se halla en la mano que atrapa el papel mientras con la otra deslizo la pluma. Sí, rezo porque lleguen a salvo estas palabras. Estoy orando por este amor pecaminoso descrito en un simple trozo de papel.
Te amo con todas las fuerzas de esta alma destrozada. He cosido cada trozo con un nuevo poema que lleva de título tu nombre. Bordado en cada porción de mi piel está tu aroma y en mis labios se halla el sabor de aquel primer beso que te robé. Mi nobleza a veces se disipa en la neblina que me rodea, me convierto en una bestia sedienta de ti.
Soy el monstruo cruel del cuento que parece príncipe azul. Soy un demonio encarnado en un hombre que atrapa tu cintura invitándote a un baile tórrido, un baile en un palacio olvidado en una bola de cristal. En mis jardines hallarás muros de piedra recubiertos de espesa madreselvas, un jardín que se extiende en un retorcido laberinto con mil trampas. No podrás escapar de este brujo cruel, de este príncipe de reino de cuento de hadas tétrico.
Deja que te invite al baile de las rosas. Te mostraré lo hermoso que puede ser un día de noche eterna. Besaré tu cuello desgarrándolo con mis colmillos para beber de tus venas. Mágicamente te convertiré en mi consorte. Te haré parte de mí entregándote mi alma en un beso de amor.
¿Cómo confesarte la verdad? Soy la bestia del castillo. ¿Cómo decirte cuánto te amo sin crearte confusión? ¿Cómo hacer que me ames siendo yo? Mi yo son dos mitades, la bestia y el príncipe, ambos danzamos en las sombras ocultándonos del ojo humano. Soy un mago que cayó en su propio hechizo. Soy un vampiro que ruega el trago de tu elixir para entregarte una nueva vida.
¿Cómo confesar algo tan hermoso? ¿Cómo hacerlo meramente con una acción tan simple como un te amo? Mis sentimientos vuelan esparcidos por la habitación, suben y rozan el techo hasta caer en un diluvio de ideas que colapsan mi cerebro.
Soy el príncipe de mi soledad, de mi cambo de rosas que florecen incluso en invierno. Soy el rey de un reino olvidado. Soy los susurros de amor en tu cuello. El rey de las tinieblas que te aprisiona contra su frío y duro pecho. Soy el envoltorio de un ser inmortal. Mi amor inmortal te lo entrego esta noche en una nota simple.
¿Cómo confesarme sin orar antes por este atrevimiento? Un rosario de cuentas negras se halla en la mano que atrapa el papel mientras con la otra deslizo la pluma. Sí, rezo porque lleguen a salvo estas palabras. Estoy orando por este amor pecaminoso descrito en un simple trozo de papel.
Te amo con todas las fuerzas de esta alma destrozada. He cosido cada trozo con un nuevo poema que lleva de título tu nombre. Bordado en cada porción de mi piel está tu aroma y en mis labios se halla el sabor de aquel primer beso que te robé. Mi nobleza a veces se disipa en la neblina que me rodea, me convierto en una bestia sedienta de ti.
Soy el monstruo cruel del cuento que parece príncipe azul. Soy un demonio encarnado en un hombre que atrapa tu cintura invitándote a un baile tórrido, un baile en un palacio olvidado en una bola de cristal. En mis jardines hallarás muros de piedra recubiertos de espesa madreselvas, un jardín que se extiende en un retorcido laberinto con mil trampas. No podrás escapar de este brujo cruel, de este príncipe de reino de cuento de hadas tétrico.
Deja que te invite al baile de las rosas. Te mostraré lo hermoso que puede ser un día de noche eterna. Besaré tu cuello desgarrándolo con mis colmillos para beber de tus venas. Mágicamente te convertiré en mi consorte. Te haré parte de mí entregándote mi alma en un beso de amor.
¿Cómo confesarte la verdad? Soy la bestia del castillo. ¿Cómo decirte cuánto te amo sin crearte confusión? ¿Cómo hacer que me ames siendo yo? Mi yo son dos mitades, la bestia y el príncipe, ambos danzamos en las sombras ocultándonos del ojo humano. Soy un mago que cayó en su propio hechizo. Soy un vampiro que ruega el trago de tu elixir para entregarte una nueva vida.
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