sábado, 31 de julio de 2010

eterno

Jamás pensé que mi alma sangrara, que mi corazón llorara, que mis lamentos fueran la letra de una triste canción narrada al viento. Entre los altos cielos, bajo la tierra quemada, de este sombrío paraje, se encuentra mi cuerpo. Yo estoy galopando en mi caballo negro, un hermoso ejemplar que poseo desde que tengo memoria, mi alma está fuera de si y mi espada se encuentra ensangrentada.

Estoy muerto, estoy condenado. Mi condena eterna. Mi vida eterna. Mi alma rota en dos, mi cuerpo frío, mi sangre manchando los campos como los de mis víctimas. Estoy vivo gracias a la muerte prematura de otros. Juego al ajedrez con la parca y realizo el trabajo sucio, y todo por las migajas de ser llamado la muerte dulce.

Tomo a mis víctimas en los sueños, también en sus días más hermosos al raso en el bosque. Hoy lo he tomado en plena guerra, una muerte dulce para los guerreros. No han sentido el filo frío del acero introducirse en sus pechos... salvo el vigía.

Cientos de hombres han pasado entre mis colmillos y he hecho florecer un hermoso campo de rosas junto a sus tumbas.

Y todo lo hago para olvidar mis culpas, para olvidar que jamás pude conservarte y cuidarte como prometí. Vendí mi alma a cambio de tu vida, pero todo fue una artimaña barata. Ahora calmo mi dolor infringiendo dolor en otros.

-Algún día nos encontraremos en un hermoso jardín de rosas.

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