Aún recuerdo los días felices que compartimos. Hoy todo es un recuerdo que se ancla en mi pecho, donde está mi corazón aún lamentándose por todo lo que callé y por las cosas que jamás debí decir. Siempre nos arrepentimos tarde, jamás a tiempo, y por ello seguimos lamentándonos hasta el fin de nuestras vidas.
Una sinfonía de melancolía y esperanza es la que recorre mi cabeza. Muevo los dedos sobre la mesa, como si me encontrara ante mi piano, observo tu fotografía cada día desde esta misma posición.
Parezco un niño perdido en un día de frío invierno. Mi piel cada vez más clara, mis ojos cada vez más fríos... mi olvido... mi olvido sigue cálido aunque las esperanzas han desaparecido. He olvidado la esperanza de volverte a ver, porque tú ya no caminas sobre la tierra. Mi alma no es tan pura como la tuya, será imposible la reconciliación sea donde sea.
Si bien, mi felicidad consta de recuerdos y mis lágrimas cesan imaginando que sales del cuadro para besar mi mejilla. Así el invierno desaparece, recuerdo el camino a casa y la primera parece hacer florecer miles de rosas a nuestro alrededor.
Una sinfonía de melancolía y esperanza es la que recorre mi cabeza. Muevo los dedos sobre la mesa, como si me encontrara ante mi piano, observo tu fotografía cada día desde esta misma posición.
Parezco un niño perdido en un día de frío invierno. Mi piel cada vez más clara, mis ojos cada vez más fríos... mi olvido... mi olvido sigue cálido aunque las esperanzas han desaparecido. He olvidado la esperanza de volverte a ver, porque tú ya no caminas sobre la tierra. Mi alma no es tan pura como la tuya, será imposible la reconciliación sea donde sea.
Si bien, mi felicidad consta de recuerdos y mis lágrimas cesan imaginando que sales del cuadro para besar mi mejilla. Así el invierno desaparece, recuerdo el camino a casa y la primera parece hacer florecer miles de rosas a nuestro alrededor.
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