martes, 20 de julio de 2010

Mucho por recordar

Desearía que estuvieras aquí en este preciso instante, que entraras por esa puerta que suelo observar y que no se abre. Que lo hicieras como una dulce brisa de primavera, que envolvieras la fría alcoba con tu presencia calentándola con tus risas y caricias. Tú ya no estás, no volverás. No tengo nada que decir, sí mucho que recordar.

En las fotografías que tengo regadas sobre el escritorio veo tu sonrisa, capto tu presencia, siento tu alma. Sin embargo, no puedo sacarte del papel y hacerte vivir como un maestro en hechicería. Yo estoy aprendiendo de la vida, estoy aprendiendo de la verdad y la miseria.

Hemos nacido diferentes a los demás, somos genios de la música y los genios viven en sus obras. Cuando escucho tu instrumento escucho tus consejos, escucho tu palabra y te veo.

En mis canciones estás presente, como en mis oraciones y segundos de vida. Tú, eternamente elegante y eternamente escondido tras esa mirada penetrante... esa mirada cargada de belleza y profundidad. Una mirada que era un mar de sentimientos indescriptibles, los cuales ahora me pertenecen pues están en mis recuerdos... en mi memoria.

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