Y la princesa desapareció de las páginas del libro, quedó el reino sin ella y el príncipe sin esclava. Así sucedió aquella mañana en la cual María decidió escapar de los brazos de su amante, del padre de sus hijos y de su carcelero. Un hombre estúpido con el cerebro poseído por falsos testimonios de siglos pasados.
Ella buscó otro lugar, junto a sus dos pequeños ángeles, y allí creó un nuevo reino con altas fronteras de miedos y dolor. Con cautela vivió durante más de dos años aislada, en otro país, con otro nombre, con sueños rotos y un corazón que no sanaba. Aún le amaba, a pesar de sus golpes y mentiras... de sus engaños y de la nula capacidad para amar que él sufría.
Terminó superando todo. Superó vallas y fronteras que parecían grandes murallas, eternos laberintos que no dejaban que pudiera mostrar el esplendor de su belleza tanto física como la de su alma. Era el reflejo del tesón recompensado.
Y conoció a otro príncipe, fue feliz, esta vez era libre para vestir con aquellos atrevidos trajes de fiesta y lucirlos a su lado. Sus hijos estaban ilusionados con un padre que los escuchaba, con un hombre que realmente merecía ese calificativo.
Pero un día aquel príncipe de tierras lejanas apareció de nuevo... sonaron cinco tiros... el nuevo reino de la princesa se convirtió en la escena del crimen más sanguinario de aquel lugar... todos lloraron a los pequeños, a ella y a su nuevo compañero... mientras él sobrevivió a su intento de suicidio, porque fue intento y no fue un acto real. Aquel cobarde no tuvo coraje para pegarse un tiro, para dejar que su cerebro se llenara alguna vez con algo más que machismo.
No todas las princesas son felices, ni todos los príncipes son azules.
Ella buscó otro lugar, junto a sus dos pequeños ángeles, y allí creó un nuevo reino con altas fronteras de miedos y dolor. Con cautela vivió durante más de dos años aislada, en otro país, con otro nombre, con sueños rotos y un corazón que no sanaba. Aún le amaba, a pesar de sus golpes y mentiras... de sus engaños y de la nula capacidad para amar que él sufría.
Terminó superando todo. Superó vallas y fronteras que parecían grandes murallas, eternos laberintos que no dejaban que pudiera mostrar el esplendor de su belleza tanto física como la de su alma. Era el reflejo del tesón recompensado.
Y conoció a otro príncipe, fue feliz, esta vez era libre para vestir con aquellos atrevidos trajes de fiesta y lucirlos a su lado. Sus hijos estaban ilusionados con un padre que los escuchaba, con un hombre que realmente merecía ese calificativo.
Pero un día aquel príncipe de tierras lejanas apareció de nuevo... sonaron cinco tiros... el nuevo reino de la princesa se convirtió en la escena del crimen más sanguinario de aquel lugar... todos lloraron a los pequeños, a ella y a su nuevo compañero... mientras él sobrevivió a su intento de suicidio, porque fue intento y no fue un acto real. Aquel cobarde no tuvo coraje para pegarse un tiro, para dejar que su cerebro se llenara alguna vez con algo más que machismo.
No todas las princesas son felices, ni todos los príncipes son azules.
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