miércoles, 23 de noviembre de 2011

Esclavos

Esclavos somos todos de nuestras acciones,
líderes indiscutibles de desgracias y caídas.
Esclavos de la codicia y de la hipocresía,
esa que nos avasalla y nos asalta en el camino.

Esclavos del amor, fariseos de la palabra.
Amantes indiscutibles de te quiero sin pasión,
y de pasión sin decir ni una sola sílaba.
Miramos con rencor y amamos a escondidas.

Esclavos somos todos de la filosofía.
Esclavos de minutos y de palabras vacías,
esas que se usan en preguntas sistemáticas
y que respondemos como robot al uso.

Esclavos de mundos perversos,
marionetas de madera y charol de otros tiempos,
que bailan al son del tambor de guerra
y de la estupidez humana tan paupérrima.

Esclavos del todo omnipotente y de la nada,
de mundos que ni siquiera existen
y de mentiras amargas bien ornamentadas.
Esclavos de un mal chiste en mala hora.

Esclavos hasta que llegue el momento
y nuestros ojos se cierren liberando nuestra alma.
Esclavos de un cuerpo y de sus limitaciones,
por ello vivimos en mundos de fantasía dogmática.

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