Luz y claridad constante, 
meditas a gritos en lamentos de guitarra.
Mujer sublime y elegante,
testigo de la vida que se nos escapa. 
Es tiempo de verte engalanada 
con o sin mantilla y volantes, 
con un clavel en los labios 
y perfume de azahar en tu mirada.
Mora, judía, gitana y cristiana, 
flamenca y actual, vestida de vino y rosas. 
Mujer amante, cálida sensualidad 
de un fino embriagador entre taconeos incesantes.
Señorita y callejera, yegua incontrolable 
torrente de penas en un tango por bulerías. 
Y ya resuena tu nombre, lejos de tus fronteras 
recordando que fuiste cuna de artistas y poetas.
Mujer que mata callando cada suspiro 
que entre sus rejas va dejando. 
Joven y madura, afrutadas sensaciones 
y viejas historias... eso son tus besos, Jerez.
Jerez tierra que entraña secretos 
que aún no han sido desvelados, 
porque como mujer sabe silenciarlos. 
Tierra de mil sabores y melodías. 
Hija de otros tiempos, fragata en tierra 
de ilusiones que no se olvidan 
y sueños que aún se cultivan en tus viñas.
¡Jerez! ¡Mujer encerrada en botella de Brandy!
Silencio... tus calles que se rompen con tus tacones. 
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