viernes, 25 de noviembre de 2011

Louise

En tus ojos descubrí la perdida y mágica fantasía,
germinaba con cada sueño en tu almohada
y que era regada con tus lágrimas.
Flores de mar amarga de color carmesí.

Tus labios son dos dulces y extraños mundos,
cálidos, sensuales y tan prohibidos.
Tu boca me provoca atarme a ti,
aunque sea en un tímido beso de amantes.

En el amanecer encontré la paleta de colores
para teñir tus ropas, como si fueran tu alma.
Flores de león son tus cabellos movidos por el viento
en esta noche de ilusión inagotable.

Somos dos pétalos de flor en movimiento,
dos bailarines sin reloj que brindan por el amor.
Somos dos motas de polvo en el universo
que nos contemplan como un padre amoroso.

Mi amor se vuelve sentimiento
y el sentimiento embriaga cada palabra,
permitiendo así que nos emborrachemos
y terminemos gritando nuestros sueños a las estrellas.

Luciérnagas que son de otros mundos,
o quizás pedazos del paraíso que nos fue prohibido.
Farolillos alzados al aire para que iluminen el camino,
y nosotros nos perderemos para besarnos una vez más.

Abre tus alas como si fueras a volar,
quiero ver tu capa moverse como plumas de pavo real.
Necesito sentir la hierba bajo mis pies
y la libertad de tus caricias de ángel.

En tus ojos descubrí lo que es el amor,
en tus ojos de almendras con sabor a aceitunas.
Mi pequeña niña, dulce y tierna mujer
que muestra su elegancia frente a las hadas.

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