sábado, 26 de noviembre de 2011

Mentiras en la cruz.

Mentiras vertidas en tu cáliz,
la sangre de tu dios está en tus labios
y su carne en un trozo de pan.
Amargas mentiras que cuestan digerir.

Te burlas de dioses que viven en viento,
pero el tuyo reina sobre las nubes.
Corriges a los que con otro acento
oran al mismo ser divino que tu amas.

Los clavos que veneras se oxidan,
como tus palabras vacías
son más de un grano de arena en el desierto
de la codicia, la ruindad y el desprecio.

Quemas libros sagrados, poemas y ensayos
de aquellos que veneran creencias distintas.
Mientras tanto, el que murió por ti
habla de respeto, de amor y de paz.

Tu espada, tus manos y tus dientes
tienen color rojo, rojo por la muerte
de aquellos desheredados del mar muerto
que una vez fue parte de tu pueblo.

Ninguna religión tiene la verdad,
ninguna religión posee honradez,
pero tus cruces de oro son las más horribles.
Un día serán los clavos de tu tumba.

Mentiras, codicia y cientos de expoliados.
Aliados de reyes opulentos y ahora de banqueros.
Nos quemabais en la hoguera, violabais a mujeres
y a los niños seguís torturando impunemente.

Pocos son los misioneros de corazón,
pocos siguen la verdadera voz de vuestro dios.
Y sin embargo, sois cientos de millones
que os dais golpes tirando piedras al tejado.

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