viernes, 25 de noviembre de 2011

Muñeca

Vestida con un traje de tul azul,
con sus cabellos impecables
y su piel de porcelana sonrojada.
Vestida para el fin del mundo.

Abrió lentamente las rosas marchitas
con cuidado, como si fueran a deshacerse.
De ellas surgieron mariposas negras,
las mismas que habitaban en sus ojos.

Vestida con un traje de gasas azules,
igual que el lazo que ataba sus cabellos
y el crucifijo que jugaba en su garganta.
Vestida para el fin de los sueños.

Mordió la manzana como Eva,
pero sin compañero a su lado
y con la esperanza de ser un hada
cuando era el ángel de la muerte.

Vestida con la elegancia que no existe,
cubierta con la fantasía más real
y muerta de miedo por sus pesadillas.
Vestida para caer al abismo más amargo.

Las lágrimas de sus ojos eran diamantes,
se deslizaban hasta la curva de su boca
y quedaban pegadas a su cuello,
el cual tenía el perfume de su desesperanza.

Vestida como muñeca, siendo tal,
para la fantasía del juguetero.
Niña que quedó atrapada en porcelana,
sueños que murieron hace tiempo.

Juega con la flor de tela esperándote,
pero no sabe tu nombre ni tu edad,
tampoco si la amarás o la olvidarás.
En letargo eterno y a buen precio.

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