Rayo Oriental

Cuando miro atrás sólo veo errores,
sólo puedo contar caídas y equivocaciones.
Cuando te observo a los ojos todo se evade,
no hay miedos, ni preguntas ni temores.

Bajaste de un rayo de luna con sonrisa tenue,
girando tu parasol esparciendo flores de cerezo.
Te mostraste triunfante y eso duele,
porque yo estaba derrotado esperando a mi ángel.

No eras ángel con candil para iluminar mi mundo,
sino radiante diosa oriental con labios de satén.
Mi muñeca, una muñeca con alas de mariposa...
Hija preciada de Caín y Abel.

Te estreché en mis brazos, con cierta ternura.
Pude entonces aspirar tus cabellos, tu perfume,
y percatarme de la belleza de tu alma
la cual vino caída de entre las nubes.

Desnudé tu cuerpo, apartándote de la crisálida,
para arroparlo con un kimono de sueños de nenúfar.
Aún estabas manchada con los hilos de la vida,
rojos como la sangre, rojos como nuestro destino.

Proverbios de otros mundos, en lenguas de dragón.
Princesa cisne, hada de la luna... diosa menor.
Diminuta y frágil, guerrera y sabia cual emperador.
Anidarás entre mis alas, ellas serán tu caparazón.

Luz, noche... ternura, amor... belleza inigualable
Luz, noche... pasión, deseo... insectos danzando sobre el roble.