domingo, 11 de diciembre de 2011

Amor, eso es

Pastos de hierba negra y flores de color sangre,
sombras de otros mundos donde la nieve cae
mientras las mariposas revolotean por última vez.
Eso era todo lo que vivía en mi mundo, el del cuervo.

Alas rotas y ojos ciegos en busca de fantasía,
melodía amarga la de mis lágrimas y plegarias
a dioses que habían muerto hace demasiado tiempo.
Jaula invisible que me obligaba a morir herido.

Alcé mis últimos suspiros cuando la luz se hizo,
la luciérnaga cayó y yo me enamoré de su pálida presencia.
Pequeña luz que ilumina todo, alas de libélula.
Sé que naciste para ser amada entre mis alas oscuras.

Aguardaba la muerte y la vida me regaló una sonrisa,
me hizo quedarme para conocerte cuando ya no había esperanza.
Tú te convertiste en Flores de Cerezo y yo en Diente de León.
Magia al servicio de la belleza de un sentimiento mutuo.

El sol comenzó a calentar y las amapolas florecieron,
las margaritas dotaron al aire un aroma nuevo,
los jazmines cantaron en las ramas de los árboles
y el mundo prendió con vivos colores de acuarelas y temperas.

Tú y yo... dispersos en el aire... sostenidos por la música de un último susurro.

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