viernes, 4 de mayo de 2012

Corona de nieve


Esparces tus lágrimas sobre un cielo nocturno,
eres la luciérnaga que vivió en la nieve
y desea morir en esta primavera azul.
Los campos de amapolas saludan al verte,
son tu sangre y la mía derramadas
en una sinfonía de plegarias jamás escuchadas.

Esparces tu dolor sobre mi cuerpo níveo
y me susurras palabras amargas
mientras yo intento soñar que jamás he vivido.
El amor que tú me has dado ha sido intenso,
pero no sé cuidarlo porque mis manos ásperas te dañan.
Eres la luciérnaga que muere lentamente.

El amor que tú me has dado es tóxico,
pues el veneno que llevo en mis labios arde.
El amor que yo te he dado es cruel,
pues siempre he callado lo que siento cual cobarde.

Viviremos en un mundo creado por la poesía,
alquilado a la mentira y donde murió fantasía.
Esparciremos las cenizas de nuestros corazones
y rasgaremos aún más nuestras almas.
Seremos las polillas que se pudren en el olvido
y que recuerdan de forma repetitiva el último invierno.

Corazones de metal para cuerpos de piel y huesos,
alas negras rodeando tu espalda y espinas en la frente.
Hoy morirás para renacer como mis sentimientos,
hoy serás sentimiento y música en mi violín imaginario.
Seré el vampiro y tú serás el esclavo de la mentira.


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