martes, 12 de junio de 2012

Un verdadero ángel


Jamás dejaré de amarte, porque aún siento calor en mi pecho.
Los buenos recuerdos que otros borran son la verdad de tus lágrimas.
La libertad de nuestro amor se ve encerrada en una caja de cristal,
la música que tocan las cadenas de nuestras almas es la melancolía de un violín.

Te arrastré conmigo al fondo de un plácido atardecer,
el azul del cielo tocó el canela de tu cuerpo
y el dorado trigo se mezcló con el café.
Los besos que te debo algún día te los entregaré.

Mis alas se alzan terribles en la noche del dolor,
igual que aquel día junto a las plegarias que imploré en tu nombre.
Mis dedos congelados se pegan a tu cálida cintura
y mis labios se posan en tu cuello con mi inútil ternura.

Jamás dejaré de amarte porque tu amor me mantiene vivo.
Eres la mujer dulce que arrulla mis noches tristes.
La flor de tu vientre germinará y dará frutos,
los mismos que yo deseé tener contigo aquella velada.

Mis promesas las cumplo, este amor será eterno
y el dolor que te hagan lo pagarán con el filo de mi indiferencia.
No les odies, pues del odio se alimentan.
Sólo sonríe porque tú sabes la única verdad,
esa que endulza tus palabras cuando susurras la nana amarga al viento.



Un verdadero ángel.




Texto propio

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