Es un poema dedicado a la belleza vampírica y la naturaleza. 
Especialmente creado para EL JARDÍN SALVAJE
La melena verde del lago 
acariciada por el peine de plata 
seducía a las sirenas del aire 
para hacer llegar el frescor de la
orilla. 
El dulce color de la vida 
en sus mejillas lozanas 
con sus ojos pequeños de avellana 
que suplicaban perder su alma. 
Así es como la muerte danza, 
así es como mi violín descansa 
y se alza por entre los idiotas 
que creen poder dominar sus cuerdas. 
Fantasma, cruel descripción 
de aquel vampiro que rogaba libertad 
en un París mucho menos perfumado 
y más harapiento que en estos años. 
Dolor, es lo que encuentras aquí 
y la vida no es tan natural. 
Color aceituna, aguas cristalinas o
diamante  
¿qué más da? Son los ojos del
asesino. 
Y los árboles seguirán mecidos 
los caprichos del aire y sus hijas 
los vientos más poderosos y los
sutiles 
mientras la joven pierde la vida. 
Yo soy el testigo de la nada 
y el único que puede señalarlos. 
Mentiras enclaustradas en un libro, 
versos profanos de vampiros.  
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