La cuerda de la dolorosa tristeza,
para aquellos largos días de lluvia
donde tu alma tenga tormenta
de lamentos, inspiración y miseria.
La cuerda de la dura y fiera franqueza
para los estúpidos y engreídos
insolentes
que creen poder callar para siempre a
otros
cosiendo los labios y rompiendo
dientes.
La cuerda de la roja pasión
para la locura que anida en las cumbres
donde tus ideas apremian su salida
como las chispas jóvenes en la lumbre.
La cuerda de la confusa felicidad
la cual se usa en los escasos días
donde el sol y la luna calientan la
tierra
y dan una vida pizpireta a la sonrisa
más fría.
Cuatro cuerdas tiene mi violín
una por cada sentimiento,
uno para decir lo que siento
desde mi pecho para ti.
Poema de Ángel González
Para el Jardín Salvaje
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